Uno de los narradores jóvenes venezolanos más destacados de los últimos años es Jacobo Villalobos (Caracas, 1995). El autor estudió Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela, institución que le otorgó el Premio al Mérito Estudiantil en virtud de sus calificaciones. Trabajó como librero en Lugar Común y Kalathos, dos librerías de Caracas, al tiempo que participaba en diversos talleres de narrativa y argumentación. Textos suyos han sido publicados en sitios como Revista Ojo, Sello Cultural y Digo.Palabra.TXT. Actualmente reside en Chile.
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La corrección de un “libro raro”
El primer libro de Jacobo Villalobos, 26 humillados, obtuvo el premio de narrativa de Autores Inéditos 2016, que otorga Monte Ávila Editores. Cuando terminó de escribir su segundo libro, Intrusos, Villalobos nos contactó para que realizáramos el trabajo de corrección de estilo. Fue una experiencia enriquecedora, pues el mundo interior de este joven autor resultó ser vasto y acucioso, y sus cuentos abrevan de los rincones más variopintos de la realidad contemporánea.
Ya corregido Intrusos, Villalobos presentó el original al Premio Franco Venezolano a la Joven Vocación Literaria. Lo ganó por decisión unánime del jurado.
En ocasión de presentarse el libro en la Universidad Católica Andrés Bello, el escritor Joaquín Marta Sosa dijo de este libro: “Este es un libro raro en la literatura venezolana. Un libro absolutamente excéntrico: nadie había escrito relatos de esta naturaleza. (…) Ahora, no importa que el libro sea raro, que sea excéntrico, para que sea importante. Es importante porque es novedoso y porque es innovador. Yo creo que Intrusos establece un punto de inflexión en el trayecto de la escritura narrativa corta en la literatura venezolana de todos los tiempos”.
Corrección respetuosa
—En correcciondetextos.org corregimos los libros usando el control de cambios del procesador de textos, que destaca las modificaciones que realiza el corrector de estilo. Además, dejamos comentarios sobre palabras, frases, giros, expresiones u otros contenidos en los que hacemos sugerencias para que el autor tome la decisión final en relación con el cambio que se realizará. ¿Te gustó este sistema?
—Es lo más eficiente y respetuoso, porque respeta la integridad de la obra realizada por el autor y de esa forma no se toman decisiones que pudiesen ser invasivas, sino que se hacen acotaciones que no anulan o desmeritan al escritor. El caso contrario, el de realizar la corrección como cambio y no como comentario, excluiría al autor. De esta forma, se mantiene una línea profesional de respeto.
—Tu libro obtuvo en 2017 el Premio Franco-Venezolano a la joven vocación literaria. ¿Crees que el trabajo de corrección que realizamos para ti influyó de alguna manera para eso?
—Mucho. Una de las cosas que elogió el jurado fue la pulcritud del libro. Si bien yo lo había revisado unas dos o tres veces antes de enviárselos a ustedes, su corrección fue incisiva y destacaron problemas que yo no vi y probablemente no hubiese visto. Fueron comentarios y sugerencias que aportaron una enormidad al trabajo e hicieron que fuese un texto limpio que no incomodase a la lectura y que lo revaluasen estéticamente. Con su trabajo el libro ganó muchísimo y eso, como puede parecer obvio, contribuyó a que pudiese ser premiado.
La corrección es parte de la escritura
—¿Te ha dejado algún aprendizaje el proceso de corrección desde tu perspectiva como autor?
—Claro. La corrección es parte de la escritura y sí debería ser tan importante como la redacción. Encontrar placer en corregir es una ventaja gigante al momento de producir textos. La experiencia de trabajar con correctores en sumamente enriquecedora porque tienes pruebas de primera mano de cómo mirar el texto siendo incisivo. A mi manera de ver, pocas experiencias son más nutritivas para el oficio que los talleres de narrativa y trabajar de cerca con un corrector.
—¿Te generó confianza el poner tu obra en manos de nuestros correctores? ¿Nos recomendarías a otros autores?
—Sin dudarlo. A Jorge Gómez Jiménez me lo recomendaron con los ojos cerrados y yo hago lo mismo: recomiendo ciegamente.
—Después de esta experiencia, ¿qué le dirías a un autor que tuviera dudas sobre si dejar su libro en manos de un corrector de estilo? —Que su obra no sufrirá cambios ni se le limitará su rol de autor, que solo está colocando su pieza en una cama quirúrgica donde se inspeccionará con detalle para hallar posibles fallas o partes que puedan ser mejoradas. Con ello, en todos los casos, la obra gana. Y, si no lo hace, al menos no pierde. Así que el resultado solo puede ser positivo para el texto y para el autor.