El altisonante hipérbaton, que muchos escritores utilizan de manera desatinada, puede causar problemas de compresión textual que, a simple vista, carecerían de importancia para los autores con prisa.
Si se toma en cuenta que el hipérbaton, del griego ὑπερβατόν (equivalente a “andar por encima”), no es más que una alteración posicional de los elementos que forman un enunciado respecto de un orden lógico o común, podría asumirse que —con suficiente contexto— esa transposición lingüística no haría sino embellecer el habla sin requerir florituras.
Nótese la diferencia de tono en el discurso al expresar una idea como “gélido viento mi rostro azotaba” respecto a estructuras más habituales (“mi rostro era azotado por un viento gélido”, “un viento gélido azotaba mi rostro”).
Como si se imitara la libertad sintáctica del latín antiguo, más la posibilidad de conferir mayor peso a ciertos elementos sobre otros en la enunciación, el hipérbaton parece un recurso ideal para cualquier circunstancia.
No obstante, los correctores se topan una y otra vez con casos en que los hipérbatos no resultan sino auténticas molestias en la lectura.
La siguiente línea, tomada del borrador de una nota periodística verdadera, resulta un buen ejemplo: “Durante las últimas dos semanas, por ejemplo, Navarro informó que han detectado actos de sabotaje en seis estados del país”.
La incorrección proviene del hecho de que, en el orden mostrado, el redactor dio a entender que Navarro —un exministro del Gobierno venezolano— hubo informado, y durante dos semanas, de actos de sabotaje.
Realmente, la fuente aseguraba que su equipo de trabajo había detectado actos de sabotaje eléctrico en territorio nacional cometidos supuestamente durante las dos últimas semanas antes de su declaración.
Entonces, el complemento circunstancial de tiempo “durante las últimas dos semanas” estaba vinculado a la construcción verbal “han detectado”, no a “Navarro informó”. Por suerte, ese hipérbaton accidental logró confundir solamente al primer lector de la nota, es decir, el corrector de turno.
En ese sentido, un profesional de la corrección debe ser capaz de precisar con mucho seso cuándo una figura retórica semejante es apropiada y cuándo un verdadero dolor de cabeza.
Otros casos de hipérbaton errado
“La junta directiva sin razón suspendió la rueda de prensa”: ¿esa junta directiva había perdido la razón al suspender su presentación ante los medios?
“Una vez habituado a su nueva casa, organizó en un dos por tres libros sobre el estante”: ¿eran tres los libros que organizaba el personaje?
“Luego de preparar el té estuvo listo”: ¿quién o qué estuvo listo?
“La comunidad clamaba justicia enardecida por el crimen”: ¿de qué justicia enardecida se habla?