Catálogo de errores para el corrector de textos y el corrector de estilo

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Catálogo de errores

A diferencia de las funciones disponibles en los procesadores de textos o de algún programa informático que pueda venderse como la panacea de la edición profesional, el corrector es alguien capaz de ir más allá de una estricta detección de errores y no descansar hasta dar con las mejores soluciones, desde diferentes enfoques, para los traspiés lingüísticos que encuentre en su lectura.

No obstante, el primer paso para la tarea del corrector consiste en saber de antemano cómo son las pifias con las que podrá toparse en su camino, a fin de clasificarlas y enfrentarlas exitosamente.

Una manera conveniente de construir un catálogo de errores es hacerlo a partir de su efecto sobre el texto por corregir, desde sus unidades más pequeñas (letras individuales, sílabas y palabras) hasta el contenido general (como los deslices semánticos y problemas en la estructura discursiva establecida).

Por otro lado, algunas equivocaciones textuales pueden pertenecer a más de una de categoría por su complejidad.

  • Errores ortográficos, aquellos relacionados con el mal uso de los signos diacríticos y de puntuación, lo cual terminaría por alterar la pronunciación de palabras y oraciones. Se incluyen en esta categoría los errores morfológicos.
  • Errores tipográficos, concernientes al trabajo de imprenta o de utilización de la interfaz para la introducción de datos (en otras palabras, el teclado en la mayoría de los casos), que podrían perjudicar tanto la pronunciación como la comprensión de enunciados enteros.
  • Errores sintácticos, que comprenden la coordinación incorrecta y la unión errónea de palabras en la formación de frases u oraciones.
  • Errores semánticos, relacionados con una mala utilización de las palabras respecto a sus significados y al conocimiento general. En esta categoría se incluyen los errores lexicales, es decir, el mal uso de los vocabularios de una lengua, un habla, una jerga o un campo semántico.
  • Errores discursivos, aquellos que afectan la estructura del texto en cuanto a la disposición de las oraciones principales y secundarias respecto al mensaje que quiere transmitirse, los cuales pueden incidir en la interpretación por parte del lector. Aquí se incluyen las concordancias entre los contenidos generales de los textos y sus encabezamientos, leyendas, recuadros y elementos informativos de apoyo (como fotografías e infografías) en el caso de los medios impresos.
  • Errores estilísticos, que comprenden el mal uso de palabras, signos o giros de acuerdo con el registro textual determinado según 1) el tipo de texto, 2) el medio, 3) la intención del emisor y 4) las circunstancias del receptor. Son errores relativos a la pragmática, es decir, la relación del lenguaje con sus usuarios y su situación comunicativa. Aquí se incluyen las normalizaciones lexicales (cardiaco en vez de cardíaco; licúan en vez de licuan) y las preferencias de ciertos registros lingüísticos según los temas tratados (desastres naturales, hechos de violencia, actuaciones deportivas, eventos culturales…), el género (novela, poemario, biografía; ensayo argumentativo, comentario; noticia, reportaje, crónica, entrevista…) o la función interna del texto (encabezado, texto principal, nota vinculada, recuadro, infografía…).
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